Guinea Bissau
Alternativas a la mutilación genital femenina en Guinea Bissau 

 

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afrol News, 22.01.2002 - "Sinim Mira Nassigue" significa "pensamos en el futuro," y también significa la esperanza de evitar la mutilación genital para más y más mujeres en Guinea Bissau. Es el nombre de una ONG que presenta ritos alternativos en las sociedades tradicionales rurales.

Mujeres y hombres guineanos con pocos recursos económicos establecieron la ONG Sinim Mira Nassigue hace pocos años. Ahora ya existen centros de apoyo en Buba, Gabú y Massabá, donde sus miembros van de casa en casa diariamente, sensibilizando a la población sobre las consecuencias dañinas de la práctica de la mutilación genital femenina (MGF).

- Hay madres que opinan que sus hijas no tienen otra opción si quieren casarse, dice María Augusta Baldé, fundadora de la organización. Según algunas tradiciones locales, las mujeres no mutiladas no están suficientemente limpias ni para preparar la comida.

María Baldé tiene el puesto que le da su sueldo en el Ministerio de Salud guineano, pero su tiempo libre lo dedica a Sinim Mira Nassigue, que se basa solamente en el trabajo voluntario y no pagado de sus activistas. La cantidad de trabajo es enorme, pero se paga en resultados prácticos.

La organización supervisó recientemente un "fanado modelo", un rito alternativo de iniciación, para 35 chicas. Se siguieron todas la partes tradicionales del rito original, y las chicas salieron de la fiesta aceptadas como limpias, pero sin ser mutiladas.

En una entrevista a 'Berliner Zeitung' hace poco tiempo, María Baldé explicó al diario alemán como invitan a las chicas y contó detalles sobre como es la mujer que suele circuncidarlas y el elemento del tambor que acompaña al ritual. "Entonces pasa todo lo que pertenece al antiguo rito de iniciación, pero el cuerpo se queda incólume," dijo Baldé. "Se han prohibido cuchillos y hoja. Hay que preservar el aspecto cultural pero quitarse de la parte bruta," concluye.

La organización subraya que es importante incluir a la "fanatecas" (las mujeres que tradicionalmente realizan la práctica) en todo el proceso. Esas mujeres tienen un gran interés comercial en mantener la práctica, y sería poco listo y justo privar a ellas su sustento y el alto estatuto social que tienen. Además, las fanatecas tienen otros importantes roles sociales, como la comunicación y preservación de las tradiciones y experiencias de la sociedad femenina por su grande red de contactos. Cuando las fanatecas empiezan supervisar los ritos alternativos, esos ritos se difundirán más fácilmente y las protagonistas aseguran sus futuros ingresos, según la política de la ONG.

En Guinea-Bissau, como en la región entera, el debate sobre la MGF no comenzó antes de principios de los años ochenta, y fue un asunto "importado". ONGs de mujeres y derechos humanos internacionales señalaban con el dedo el problema, que en poco tiempo se convirtió en un asunto de discusión pública, al menos en zonas urbanas. Las acciones comenzaron con el establecimiento del Comité Nacional para la Eliminación de Prácticas Dañinas contra Mujeres y Niños, por parte del gobierno a comienzos de los años noventa.

Sin embargo, una propuesta de ley para ilegalizar la MGF en 1995 no llegó a conseguir la mayoría parlamentaria necesaria, aunque se criminalizaron las fanatecas en caso de que una mujer muriese como resultado de la MGF. Dado que el gobierno guineano mostraba poco interés en la lucha contra la MGF después de esta derrota parlamentaria, el Sinim Mira Nassigue, con el tiempo, se ha hecho la principal fuerza nacional en esta lucha.

Aunque la práctica sigue muy difundida en Guinea-Bissau, su frecuencia y forma se diferencia entre las distintas zonas y los distintos pueblos. Amnistía Internacional ha calculado que sobre la mitad de las mujeres guineanas están sometidas a la MGF, incluyendo la clitoridectomía y la escisión. En zonas habitadas por los pueblos fula y mandinka, la frecuencia de la MGF llega hasta un 80 por ciento. Sin embargo, en zonas urbanas la frecuencia ha bajado a un 20-30 por ciento. 

A Mira Nassigue también le parece más fácil hacer campañas contra la MGF en zonas urbanas, ya que el asunto aquí es bien conocido y una mayoría rechaza la práctica. A muchos de los hombres y mujeres urbanos, la MGF parece una práctica bárbara y anticuada.

En el mundo rural, la situación es muy diferente. Ha llegado poca información sobre los riesgos médicos y el contexto religioso al campo guineano. Una investigación de la Sociedad Austriaca para la Planificación Familiar (SAPF) concluyó en que especialmente las mujeres rurales de Guinea-Bissau siguen teniendo fuertes argumentos para exponer a sus hijas a cortes dañinos.

Según la SAPF, las mujeres guineanas tienen una gran lista de justificaciones para seguir con la MGF, incluyendo razones morales y religiosas; el mantenimiento de la virginidad; precios de las dotes para casarse con la novia y el honor familiar; razones anatómicas o estéticas; la integración social; prevenir la mortalidad infantil; y razones higiénicas. 

Un grupo de mujeres de Guinea-Bissau declaró a la SAPF; "Como buenas musulmanas tenemos que ser circuncidadas. De esta manera estamos seguras de tener una propia ceremonia de enterramiento musulmana. Como esposas, tenemos que conseguir la limpieza a través del ritual de circuncisión para poder preparar la comida para nuestros esposos."

Especialmente entre los pueblos fula y mandinka, se mantiene la creencia popular de que la MGF forma parte esencial del Islam, una idea de la que no se encuentra base ninguna en el Corán o entre la mayoría del clero musulmán. Queda claro que la propuesta conexión entre MGF y el Islam es irrazonable comparando el hecho de que la frecuencia de la MGF es significantemente más alta en Guinea-Bissau (donde un 37 por ciento de la población es musulmana) que en la vecina Senegal (85 por ciento de musulmanes).

Uno de los retos más grandes de Sinim Mira Nassique es informar sobre estas equivocaciones en la parte rural de Guinea-Bissau. Los activistas visitan los pueblos, hablan con los cleros locales, el consejo de mayores del pueblo y familias particulares. "Paso por paso se hace posible crear la problemática sobre la MGF, examinar las justificaciones religiosas y médicas y hablar sobre las alternativas," dice el grupo, explicando como trabajan. 

Un activista explica que "muchas mujeres jóvenes no ven ninguna conexión entre su circuncisión y complicaciones médicas ... y problemas sexuales que pasan más tarde," concluyendo así que el trabajo de información es un encargo enorme.

Normalmente, los hombres y líderes religiosos reciben la información con interés y se escandalizan aprendiendo sobre los riesgos médicos de la MGF. Para las mujeres rurales ha solido ser más difícil hacerles cooperar, ya que no confiaban en las intenciones de los hombres jóvenes y dudaban que fuese posible encontrar un esposo para sus hijas sin ser circuncidadas. Solamente la presentación de un rito alternativo por parte de Sinim Mira Nassigue cambió la situación, y la ONG empezó a notar éxitos con las madres rurales también.

María Baldé opina que las campaña están empezando a funcionar y los recientes "fanados modelos", supervisados por su grupo, demuestran que han encontrado soluciones prácticas. Sin embargo, todavía les falta una financiación propia y esperan una mayor cooperación por parte del gobierno. La importancia de programas gubernamentales contra la MGF se ha demostrado claramente en el país vecino, Senegal. 

En Senegal, las campañas contra la MGF han sido más activas desde hace tiempo y el pasado octubre, el propio Presidente Wade lanzó una campaña para "eliminar la práctica en el país dentro de los próximos cuatro años." Se inauguró la campaña en Tambacounda, ciudad cercana a la frontera con Guinea-Bissau, y una de las pocas zonas de Senegal donde la MGF tiene alta frecuencia. 

Mientras tanto, el gobierno guineano solamente da un apoyo limitado a grupos que trabajan contra la MGF en el campo. Sus propias acciones han llegado a un nivel cercano a nada durante los últimos años, contrastando con la situación en Senegal y contrastando el trabajo de la ONG de María Baldé. 

 

 


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