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Malawi se queda sola ante su desastre alimentario

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afrol News, 23.03.2002 - Mientras Malawi experimenta su peor escasez alimentaria de las últimas décadas, la ayuda internacional ha sido recortada significantemente. Se estima que más de 300 personas ya han muerto de hambre, y unos 7 millones más pueden ser afectados de inanición. La ayuda está llegando demasiado tarde y lentamente. 

La organización humanitaria ActionAid, basada en Londres, ha publicado una llamada de emergencia sobre la desesperada situación en Malawi, plagada por el hambre. También el gobierno malawiano, reconociendo que su pueblo experimenta la peor escasez de maíz desde 1949, ha declarado el estado de desastre. 

La escasez de comida ya ha causado un hambre generalizada, un aumento de las enfermedades relacionadas con la malnutrición y, al menos, 300 muertos hasta el momento, informa ActionAid. "Se espera que la cifra de muertos seguirá aumentando hasta que el gobierno y las agencias de ayuda serán capaces de poner la situación bajo control". De una población total de 11 millones, se estima que unos 7 millones podrían sufrir de inanición, avisa la organización.

Malawi ha experimentado varios años de malas cosechas debidos a sequías e inundaciones. En remotas zonas rurales, la población está comiendo ahora cascabillos de maíz, raíces salvajes, semillas de hierba y raíces de plátano y además algunos ya han empezado a comer el maíz verde. 

Malawi depende ahora de la importación de alimentación y se encuentra a la merced de comerciantes privados que operan con elevados precios. En el mercado negro de las regiones que más sufren de la escasez, los precios del maíz han subido hasta un 600 por ciento, haciendo que sea imposible comprar para los pobres. El precio de un saco de 50 kilos de maíz, que dura entre tres o cuatro semanas para una familia media, ya cuesta unos 20 dólares. Aún en tiempos buenos, una pobre familia rural solamente gana el equivalente de 5 dólares a la semana. 

La respuesta ante esta crisis ha sido extraordinariamente lenta para tratarse de esta parte de África, bien comunicada con centros grandes. Principalmente se debe a la pérdida de popularidad de Malawi entre los donantes durante el último año, lo que ha provocado un dramático descenso de la ayuda internacional. Pero Malawi está totalmente dependiente de la ayuda externa y basa un 40 por ciento de su presupuesto en esta ayuda. Se estima que el gobierno necesitará unos 15 millones de euros para manobriar la emergencia, pero hasta ahora, solamente Gran Bretaña, China y Japón han contribuido con fondos. 

Se explica la caída de ayuda externa a través de informes de corrupción y el tratamiento duro de la oposición política por parte del gobierno. Eso ha tenido como resultado, por ejemplo, la retirada total de Dinamarca, uno de los principales donantes, a principios de este año. Fuentes malawianas afirman que las críticas extranjeras han sido exageradas y que el gobierno, en efecto, había intentado contestar, con sus limitados recursos, a las acusaciones de los donantes. 

Ahora, cuando la crisis que se estaba acercando a pasos pequeños ha acabado convirtiéndose en un desastre a gran escala, los donantes todavía vacilan en volver a Malawi. Solamente las organizaciones humanitarias y agencias de la ONU, como el WFP, están haciendo lo poco que pueden con su limitada financiación. 

Mientras se puede criticar al gobierno malawiano por haber respondido demasiado tarde a la crisis, también es cierto que existían varios factores externos que limitaban sus capacidades. El recorte de la ayuda internacional es de gran importancia. Pero, según ActionAid, también el Banco Mundial y el FMI han contribuido a la crisis. Las dos instituciones animaban al gobierno a tener sus reservas en efectivos en lugar de maíz. "El excedente de maíz de 1998/99 fue vendido a Kenia, contribuyendo a la crisis actual".

La ONG, que está ayudando al WFP en distribuir comida en Malawi, afirma que "hacer que el maíz está a disposición del comprador pobre debe ser la prioridad inmediata del gobierno y los donantes." ActionAid también demanda que se tomen acciones contra los especuladores del comercio de maíz y que haya subvenciones y limites de precios para asegurar que también los pobres puedan comprar esta alimentación básica.

 

 


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